domingo, 14 de febrero de 2010

Escepticismo

Recientemente, conversaba con un amigo acerca de un documental que cambió mi forma de argumentar acerca de nuestro propósito en la tierra. Se trata del documental de Al Gore "An Inconvenient Truth", el cual muestra una verdad que nos es más facil ignorar que aceptar.

Si ignoramos la situación actual del planeta, pues es muy cómodo, le podemos echar la culpa a los cambios climáticos cíclicos que el planeta del calentamiento del cual todos los seres de este planeta estamos siendo testigos, y así, con un simple ademán de la mano podemos desintegrar todos los estudios realizados al respecto y seguir viviendo nuestra vida en busca de nuestra felicidad inmediata.

Pero si nos proponemos por un segundo al menos a escuchar lo que los científicos tienen que decirnos acerca de sus estudios, y que los datos nos indican, de manera inequívoca, que los niveles de CO2 en la atmósfera son los más altos registrados en la historia reciente de la tierra, y que coinciden casualmente con la explosión demográfica que la humanidad experimentó desde mediados del siglo pasado y que si se hace un gráfico comparativo entre la cantidad de gente que ha habido en los últimos 70 años, la cantidad de CO2 que ha habido en la atmósfera y el aumento en la temperatura del mismo período, podemos darnos cuenta que calzan perfectamente, y esto significaría que algo está pasando, algo que nos afecta a todos por igual y que nuestras acciones, de hecho, tienen un impacto directo en la atmósfera de nuestro planeta.

Si nos detenemos a pensar un minuto en eso, o al menos preguntarnos si eso fuera verdad por un segundo, entonces se nos prendería una alarma en la cabeza, y las acciones que debieramos tomar serían algo costosas para nosotros, en términos de dejar de gozar de ciertos privilegios a los cuales creemos fervientemente tener derecho a disfrutar.

La responsabilidad generada por esta súbita consciencia que este conocimiento generaría, sería tan grande y costosa políticamente, que los encargados de las decisiones administrativas no quieren tomar el riesgo de actuar en consecuencia por miedo a perder el apoyo de la gente que tampoco quiere renunciar al privilegio de no tener que preocuparse de nada más que de ellos mismos.

La gente lucharía a capa y espada por el "derecho" de usar todos los recursos que tiene a mano para satisfacer sus necesidades de ocio y esparcimiento. No renunciará jamás a su derecho de usar 5 veces la cantidad necesaria de agua que un ser humano requiere para sobrevivir, y mucha gente necesita usar su carro hasta para ir a la esquina, necesita mantener su aire acondicionado a 16 grados o menos para poder usar cobijas polares dentro de sus casas, o ropa de invierno dentro de edificios en ciudades donde la temperatura es mayor a 35º C. La gente aún considera un "derecho" a reproducirse sin responsabilidades, y sin pensar que ya la población puede haber llegado a un límite en el cual los recursos de la tierra no pueden ser renovados en la misma proporción en que son consumidos para satisfacer a la actual cantidad de individuos.

No me tomen a mal, no estoy de acuerdo con medidas autoritarias, pero hay que comenzar a incentivar a la gente a actuar de manera consciente y pensar en los derechos de los demás también. Hemos llegado a un punto en que los derechos de los demás son tan importantes como los propios, y que el Estado no debería intervenir sino como garante de la defensa de los derechos esenciales de sus ciudadanos, pero los derechos establecidos en las constituciones y en la carta universal de derechos humanos ya está quedando desfasada, como dirían los marxistas. Una propuesta acertada, desde cierto punto de vista, sería comenzar a tomar en cuenta los derechos del resto de los grupos humanos, y comenzar a calcular las necesidades de los demás para actuar de acuerdo con esas necesidades.

Por supuesto, esto crearía dos corrientes de acción, una que trataría entonces de imponer obligaciones a los ciudadanos para asegurar que los derechos de todos por igual se respeten, lo cual sería autoritario y antidemocrático.
Pero propuestas consensuadas, dando incentivos dirigidos a metas calculadas tomando en cuenta factores de conservación de la especie humana y el medio ambiente, serían una manera de comenzar, de hecho estas medidas se han venido tomando en varios países o en entidades que pertenecen a países preocupados por estos asuntos.

En Venezuela es un dolor de cabeza ya que mucha gente aún piensa que Dios puso recursos infinitos para que el hombre los consumiera a su antojo, y la falta de previsión de los gobiernos más bien incentiva a la gente a gastar, consumir y acumular tantos recursos como les sea posible.

En algún momento publicaré aesa información de manera más detallada.

Gracias por leer.

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