domingo, 25 de abril de 2010

Capitalismo demoníaco

Mucha gente asegura con vehemencia que el capitalismo es la raíz de la destrucción ecológica de nuestro planeta, y yo antes de estar en desacuerdo, he leído muchísimo acerca del movimiento ecologista durante gran parte de mi vida, de hecho he participado en programas y estoy muy en contacto con gente que ha hecho grandes cosas por los parques de Venezuela.
Déjenme decirles que toda esa gente, antes de ser capitalista o socialista, es Liberal. Al menos, la gente que organiza los eventos, mueve a la gente y crea programas viables en pro de la ecología es liberal, los seguidores tienden a ser de todos los bandos. El movimiento ecológico tuvo un auge muy grande en la opinión pública a partir de los 80, cuando cadenas televisivas de USA comenzaron a transmitir programas, comics y mensajes para la conservación del ambiente.
A partir de estas experiencias, analizaré el repetido "motto" que tanto promueven los neosocialistas, sobre todo a partir de afirmaciones de Hugo Chávez Frías y recientemente de Evo Morales, de que el capitalismo es el causante de todos nuestros males.
No creo que esto sea del todo cierto, a ver.
Los movimientos ecológicos surgen sobre todo en países capitalistas o de economías liberales luego de procesos de industralización elevados. No quiere decir que USA no sea el mayor contaminante, pero sí que  también ha sido de los mayores promotores de la defensa de la ecología (no su gobierno). Rusia, Vietnam, Corea, China y Venezuela están entre los países más contaminantes del mundo, sólo USA encabeza la lista, el resto de los países contaminantes son los llamados socialistas, y ellos nunca hablaban de ecología hasta muy recientemente.
Hay razones para creer que al capitalismo le importa más la ganancia que la ecología, pero las empresas que más contribuyen con la ecología también son capitalistas. Por ejemplo PDVSA antes de ser estatizada era la empresa que más contribuía con INPARQUES y su lema "cuidar es querer" era muy conocido en todo el país. El Zulia luchaba con ellos para que limpiaran el lago y ellos trataban de controlar los desechos, poco a poco iban instalando mejores filtros e iban adoptando políticas de saneamiento de las aguas mientras la gente presionaba. En unos 10 años se decía que podían rescatar el lago de Maracaibo, pero cuando fue estatizada, abandonaron la propuesta y el lema y al lago también, incluyendo a la fauna y flora marina y ya no hacen nada por el medio ambiente.


No se conocen empresas socialistas que contribuyan al medio ambiente, y los gobiernos socialistas, con todo el discurso del mundo que quieran, son los que más contaminan (después de USA), porque parece ser que las empresas que se estatizan se vuelven negligentes, ya no por ganancias sino por falta de incentivos.
Las políticas aplicadas a las empresas en ciertas ciudades de USA, en todo Japón y en la Unión Europea hacen que sea más rentable ser ecologista, y muchas empresas adoptan medidas que contribuyen al medio ambiente. Ese tipo de leyes fue comenzando a generalizarse en los 90, y Venezuela estaba lista para entrar en la era ecológica, el mismo Arias Cárdenas estaba por adoptar nuevas leyes para el saneamiento del Lago de Maracaibo y el rescate de las áreas verdes, pero sobrevino nuestro gobierno socialista y todo se fue al olvido, en la primera década de este siglo ya es costumbre tener leyes y restricciones ecológicas, planeamiento urbano y naturalización urbana en todos los países desarrollados y en vías de desarrollo (como Chile, Peru y Colombia), mientras que aquí lo que hacemos es hablar mal de los demás países pero contaminamos cada vez más.

No que estoy contrario a lo que digan los socialistas porque el origen aparente de los problemas ecológicos fue la industrialización y la explosión poblacional producida por el incesante avance de la economía y la tecnología, pero hay más pruebas de que pasa exactamente lo contrario a lo que se dice y que los países capitalistas han sembrado más árboles que los socialistas.

Como muestra, están las fotos.
Arriba Izq, Lago de Maracaibo
Der, Playa de Colombia
Abajo Izq, Relleno sanitario Venezuela
Der, Planta de reciclaje en USA

jueves, 1 de abril de 2010

Pragmatismo Cultural


Este Blog lo escribo como crítica a todo mi entorno cultural, siempre me acusan de estar en contra de todo y criticar a los demás y no dejar vivir en paz a la gente, y este Blog en particular va en contra de un nuevo tipo de cultura que he venido viendo crecer y que me aterra, pero es tan cómodo para todo el mundo que de seguro todo el que lea esto va a pensar que estoy loco, o que soy un frustrado o algo.

Mi historia comienza un día que tengo que viajar a Caracas en contra de mi voluntad. Yo tenía unos 12 años y decía que me iba a aburrir de muerte allá porque no había nada que hacer en casa de mi abuelita. Mi padre me convenció de comprar dos libros en una librería del aeropuerto. Nunca habría imaginado que un libro pudiera ser malo, en este caso, mal hecho. Recuerdo que compré Robinson Crusoe y Moby Dick, dos clásicos de obligada lectura a mi parecer, pero tenían un "no se qué" raro en la presentación, no presté atención y me los llevé. Para mi sorpresa, los libros tenían tantos errores ortográficos, de redacción y de estilo que hasta yo a esa edad me dí cuenta. Le pregunté a mi padre y me dijo "Es que algunas editoriales no cuidan la edición del libro ni la traducción". El libro se deshojaba en mis manos y opté por no leerlos. Hasta el sol de hoy no he leído a Defoe ni a Melville aún, pero me prometí hacerlo algún día.

Este tipo de cosas, son inexcusables en libros. Un lector ávido jamás leería más de diez páginas de algo mal escrito. Por supuesto que esas cosas son castigadas por la ley del mercado; la gente sólo comprará libros de buena calidad (lamentablemente la gente que lee no es un sector tan importante en la sociedad), y las malas ediciones fracasarán.

Luego, cuando mi gusto por la música se acrecenta, comencé a comprar cds, tenía una gran colección de ellos. Luego salieron las copias, los mp3 y Napster (yo mismo bajé música por Napster al no encontrar música underground en Venezuela). Aunque me gustaba oír las canciones, me preocupaba mucho por obtener los cds originales a toda costa. Ya saben, mirarlo, tenerlo con sus gráficas a todo color, sus librillos elaborados meticulosamente para disfrute de sus fans. Igual me pasó con las películas, no importaba cuántas veces viera El Señor de los Anillos en el cine, tuve que comprar el DVD edición especial, al igual que Matrix y The Hitchhikers Guide To The Galaxy.

Pero a medida que el mercado pirata se ha apoderado de la industria del video en mi país, y la economía nos impide adquirir los dvds originales, me voy dando cuenta de algo que me parece totalmente aberrante. Las películas, videos y obras de arte audiovisuales se han convertido en juguetes de niños sin valor, en cosas sin sentido para nadie. Analicemos lo que acabo de decir.

Actualmente, la gente puede adquirir por un precio ínfimo un dvd de una película que apenas se está estrenando en el cine. La idea no se oye mala, pero tiene sus consecuencias:


  1. La gente no va al cine: Esto es discutible, aún vemos un volumen de gente que va al cine, y si la gente no fuera, pues ¿qué importa? hay muchos que consideran el cine una actividad sobrepreciada para ver la misma película más grande y con más volumen, pues que se compren un super televisor y unas cornetas grandes. Así que la parte negativa de esta consecuencia es discutible.
  2. La gente no aprecia el arte en lo más mínimo: esto sí creo que es la peor consecuencia.
Ahora la gente es pragmática con el arte. ¿Desde cuándo el arte es pragmático? ¿Desde cuándo se hace arte sólo para perder 2 horas de tiempo?
No es que no exista arte así, pero se ha igualado a todas las películas al mismo nivel. Uno llega a una tienda de dvds piratas, y uno pregunta por una película y la gente te mira raro, como si uno les hablara chino, están demasiado ocupados vendiendo lo que sea que estén vendiendo como para preocuparse por el contenido de lo que están vendiendo. Los DVDs vienen con sonido espantoso, imágenes horrorosas, traducciones increíblemente mediocres y la gente ahora se basa en eso para decidir si la película es "buena" o "mala". Películas como Back to the Future no son nisiquiera consideradas clásicos, son simplemente llamadas "Pésimas" por los nuevos críticos de cine de tarantín. No vale la pena vender nada que no esté YA en el cine, aún a pesar de la pérdida de calidad, y las películas con más de un año de antigüedad son consideradas "demasiado viejas".
La gente termina no entendiendo la propuesta del artista en las películas debido a una mala traducción, una imágen pésima y un sonido intragable, y todo es considerado más soportable que esperar a que salgan a dvd y copiarlas directo de los originales.

La gente ahora no ve las películas, se limita a mirar. Si antes teníamos miedo a convertirnos en simples espectadores por la cultura de palomitas de maíz importada desde USA, ahora nos vemos víctimas de ello, pero no por USA, sino por el consumo abusivo que le estamos dando a algo que antes era arte y que ahora es simplemente una baratija.

Si uno osa decir "prefiero verla cuando salga en dvd, así sea copia pero al menos fidedigna", entonces ahora uno es calificado de aburrido aguafiestas. Se acabó el derecho a querer ver las películas con un mínimo de calidad. Cada vez que me obligan a ver una película nuevecita, como si al negarme estuviera negando también a mi familia y amigos la oportunidad de ser felices y compartir, tiendo a hacer la relación entre esta película (con errores de traducción, errores ortográficos, mala visibilidad y un sonido que pareciera que una almohada obstruyera los parlantes), y los libros que compré cuando tenía 12 años, simplemente no puedo, y me indigna ver cómo la gente pasa todo por alto, como si cada vez más redujeran sus estándares críticos. Pronto veremos imágenes inmóviles en la pantalla por 2 horas y nos parecerá lo mejor que hayamos visto en animación. Se nos acaba la capacidad de exigir cosas mejores, se nos acaba la actividad que antes exigía de nosotros un esfuerzo mental por interpretar lo que el artista nos está comunicando, ya nada de eso importa, ahora sólo importa ver lo último que haya que ver.

Expresiones como "yo vi esa película pero ya no me acuerdo ni de qué se trata", son cada día más comunes, la gente ya no se da ni tiempo de digerir una película, pensarla, comentarla relacionarla. Sólo la miran, y al terminar la sacan del aparato e inmediatamente introducen la siguiente para continuar así un ciclo de olvido masivo.

¿Cómo vas a ver What Dreams May Come sin detallar los colores pasteles? ¿Se puede disfrutar de Great Expectations sin tomar en cuenta las tonalidades de verde usadas? ¿Se puede entender el sarcasmo de Thanks For Smoking con una traducción hecha en las playitas? ¿Cómo alguien de un video club, que jamás había visto películas ni cine japonés en su vida, va a entender por qué Speed Racer es TAN colorida y para niños?

No puedo creer el poco discernimiento que tiene la gente a mi alrededor cuando están haciendo críticas a películas basándose en criterios tan simplistas como "es que era demasiado fantasiosa" o "es que el humor gringo es estúpido".
Nadie se molesta en leer o informarse de lo que están viendo, la historia del cine, sus íconos, sus cliché, los personajes típicos, canciones, escenas, actores y directores que marcaron al mundo del cine, ahora no significan nada para la nueva cultura de consumidores de películas al por mayor.

Hay gente que no sabe que Wall-E es una película con una fuerte crítica a las redes sociales y a nuestro consumo de recursos, dicen que es mala por que el diálogo consiste mayormente en "wall-e" y "Eva". Hay gente que no le gusta Avatar porque es mentira todo, sin siquiera considerar que pueden estarse refiriendo a nosotros mismos, a cómo nos ven los indígenas cuando llegamos a ofrecer "ayuda". Hay gente que no sabe que Titanic es un refrito, o que Tron fue la primera película en utilizar CGI en el mundo.

La gente ya no ve, ni escucha, sólo mira y oye y se contenta con poner caras sin expresión frente a la pantalla para no pensar en más nada. Cada vez nos acercamos más al mundo utópico de Ray Bradbury en Fahrenheit 451. Pronto comenzaremos a desconfiar de los libros.


¿Qué es la política?

Cuando un estudiante comienza la carrera de ciencia política, generalmente no sabe en realidad qué es lo que está estudiando. Los profesores tratan de guiar su mirada a uno y otro lado del espectro de la realidad social, pero ellos también muestran no conocer un concepto concreto de lo que es la política o el objeto de estudio de la ciencia política. No pueden decir con exactitud si es especulación, o si es una ciencia dura, no hay ninguna seguridad en lo que se dice, sólo aparentes tendencias y acercamientos a algo que puede o no ser cierto.
Aparte del evidente desánimo que esto causa en aquellos pupilos que albergaban al menos la esperanza de llegar a saber algún día qué es en fin lo que están estudiando, la falta de una definición sólida o, peor aún, la existencia de tantos conceptos e interpretaciones de lo que la política es, o debería ser, como autores hay, hace posible la justificación de cualquier conducta y, por consiguiente, régimen en el mundo. Si la gente, sean ciudadanos comunes, sean políticos o sean científicos sociales, no tiene un concepto claro de lo que es política, entonces, para ellos, cualquier cosa podría serlo.
Incluso antes que la política deviniera en ciencia, se ha hecho obvia para muchos la relación entre la política y el poder. Se muestra tan evidente, que se llega a decir, aún hoy, que la política es la relación de poder que hay entre los distintos miembros de la sociedad.
En efecto, desde que el hombre vive en sociedad, la política ha estado regida por el poder, o más bien, el poder ha sido el factor determinante en las relaciones políticas. No se podía concebir un concepto de política sin incluir la palabra poder. Se decía que la política era simplemente la búsqueda, retención y uso del poder por cualquier medio.
A medida que la humanidad avanza, esa búsqueda, retención y uso del poder ha ido encontrando varios frenos. Los nuevos sistemas de gobierno (palabra poco correcta tomando en cuenta las conclusiones de este artículo), se ven sujetos cada vez más al control que ejercen los ciudadanos sobre sus gobernantes, y las cuotas de poder se ven limitadas. La gente ha encontrado maneras de protegerse ante los abusos de los gobernantes y cada vez más, a medida que los sistemas democráticos evolucionan, las relaciones de poder son sustituidas por negociaciones y consensos.
Aún así, se sigue estudiando al poder como figura central y objeto de la ciencia política, haciendo que todo lo demás pase a segundo plano. Siendo el poder tan importante para los estudiosos de la política, los actores políticos pueden encontrar en ello justificación para tratar de alcanzarlo, usarlo y retenerlo, de hecho, ese sigue siendo el fin último de los partidos políticos. La gente, basada en esa misma creencia, tiende a legitimar las acciones de los políticos. Sin embargo, en nuestro tiempo existen sociedades que han descubierto que los políticos son en realidad servidores públicos llamados a ser administradores de los recursos de la comunidad donde viven.
Otra concepción moderna de política es aquella que se refiere a ella como las interrelaciones entre los diferentes actores de una sociedad. Esta definición es mucho más amplia y tiende a abarcar una mayor cantidad de casos, pero aún así no es lo suficientemente concreta. Las relaciones pueden abarcar cualquier cosa, y en ese caso tenemos una concepción que todavía no nos pone unos límites claros en nuestro objeto de estudio. Relaciones como matrimonios, actos delictivos o recreacionales pueden entonces considerarse como hechos políticos porque hay interacciones entre individuos en algún nivel.
Propongo una definición que, además de ser sencilla, podría hacernos tomar un enfoque un poco diferente sobre cómo estudiar la ciencia política. Me propongo decir que la política es toda actividad destinada a la administración de los recursos de un grupo.
            Parece una definición obvia y simplista, pero encierra mucho más de lo que se ve a primera vista. Los grupos tienen recursos y en algún momento tienden a concentrarse, y uno de los miembros del grupo los concentra en sus manos y los administra de la manera que mejor le parece, a veces los redistribuye, otras veces los retiene o los usa con el fin de obtener más. Más veces que menos, tiende a darles usos diferentes a aquellos que el grupo necesita o busca, y muchas más veces que no, obtiene los recursos por medios fuertemente persuasivos, como la coerción. Pero también se han visto casos donde esos recursos no se concentran en pocas manos, y donde la gente los cede de buena gana a órganos que ellos mismos controlan y logran que se inviertan justo en las cosas que ellos necesitan y de la manera que ellos lo requieren.
            ¿Dónde queda el poder? El poder es una herramienta y no un fin en sí mismo. El poder es una de las tantas maneras de hacer que los miembros de la sociedad cedan sus recursos para que una persona o grupo de personas lo administren. Los ciudadanos pueden ceder sus recursos materiales, intelectuales y físicos para que otros lo administren. Los recursos son bienes y servicios, la parte que la gente produce o posee, y los pueden ceder voluntaria o involuntariamente según la clase de poder que sea ejercida sobre ellos. Puede ser un poder impuesto por la coerción, o puede ser legítimo basado en la concepción de Weber sobre el origen de dicha legitimidad.
            ¿Dónde quedan las interrelaciones? No es que el concepto de política basado en las interrelaciones entre los miembros de la sociedad sea errado, es simplemente demasiado basto. Se podría decir, en cambio,  que la política se da sólo en aquellas interrelaciones que impliquen cesión de recursos o al menos negociaciones para que los recursos de uno o más ciudadanos sean administrados por ellos mismos o por otros. Todas aquellas relaciones que sirvan para decidir quién y cómo se deben administrar los recursos son las que le interesan a la política.
            ¿Dónde quedan las relaciones internacionales? Las relaciones de paz y guerra, la diplomacia, los tratados económicos y territoriales, todos tienen que ver con administración de recursos que normalmente son cedidos a personas o grupos para que los administren según les parezca conveniente. Son los ciudadanos quienes terminan cediendo sus recursos a las organizaciones, o permiten que organizaciones tengan algún impacto o presencia en sus territorios a través de voceros o diplomáticos.
            ¿Dónde quedan el sistema de partidos y el sistema electoral? Los partidos políticos pueden ser también definidos como grupos de gente que quieren que sus recursos, y los de los demás, sean administrados de una u otra manera, y también tienen como objetivo llegar a posiciones donde puedan hacer que la gente les ceda sus recursos para disponer de ellos como mejor les parezca según la ideología que ellos tengan o su interpretación de ella. Cada sociedad es única y el surgimiento de partidos políticos y grupos de presión se ve influido por las particularidades de esa sociedad, de los recursos que posean, la cultura, la historia y las instituciones que en ella hayan florecido. Los sistemas electorales son las maneras que los miembros de cada sociedad han establecido para elegir o nombrar aquellos que tomarán las decisiones de qué hacer con los recursos, y cómo producirlos y distribuirlos.
            ¿Dónde queda la democracia? Se ha visto que hay muchos sistemas políticos, y cada uno consigue administrar los recursos que sus ciudadanos ceden voluntaria o involuntariamente, de una manera más o menos eficiente, dirigida a intereses personales, de grupo o para beneficiar a la mayor parte de sus ciudadanos. La democracia parece ser el sistema donde es más común que la mayor parte de la población ceda sus recursos a los administradores de manera voluntaria. Los demás sistemas pueden conseguir más o menos recursos, pero consiguen que una proporción menor de sus ciudadanos los cedan de manera voluntaria o bajo ningún tipo de amenaza.
            Una de las posibilidades que se abren con la formulación de este concepto de política es que, si se generaliza y se hace conocido para la mayoría de la gente, podría ayudar a disminuir la cantidad de legitimidad que tienen los gobiernos no democráticos, o sostenidos por liderazgos carismáticos. Podría hacer que los gobiernos que administran los recursos de los ciudadanos de manera ineficiente sean apoyados cada vez menos, lo cual pasa de manera natural pero lentamente,  y los estudios sobre política puedan ser vistos con mayor claridad como una ciencia de administración un poco más cercana a la economía. Por supuesto que es una intención que puede ser tomada como soberbia y está, más que todo, basada en simple especulación, como un producto de ejercicios mentales sin basamento empírico. Pero es un esfuerzo hecho para mostrar que las relaciones de poder son simplemente un fenómeno que se puede presentar dentro de la sociedad, pero no es necesario para hacer política. Seguro existen grupos o personas poderosas a quienes mucha gente les cede recursos voluntariamente o bajo amenaza, y los grupos que tienen estos recursos concentrados tienen que negociar entre sí para no destruirse mutuamente, o para conquistar espacios y lograr que cada vez más gente les ceda recursos. Esto implica que no sólo los Estados son entes políticos, sino también las empresas, las familias, y todo grupo que implique tomar decisiones sobre qué hacer con los recursos agregados de sus miembros.
            Esta concepción sobre la política podría servir para que cada vez más gente la estudiara con el fin de educar cívicamente a los ciudadanos, y que cada vez menos gente la estudiara para tratar de controlarlos y someterlos. En ningún momento niega la opción de hacer política por los medios tradicionales de coerción o imposición, pero se muestra aquí que existe la posibilidad de disminuir el uso de esas prácticas y esa visión maquiavélica de política, y también de que la gente deje de verlas como el orden natural de la sociedad.