martes, 20 de mayo de 2014

Venezuela vista desde afuera

19 de mayo de 2014

No hay dudas acerca de la mala imagen que a nivel mundial se ha ganado el gobierno nacional. Primero, por la brutal forma como ha reprimido la protesta estudiantil y social de estos últimos meses. Y segundo, por ser el único país que disfruta del nada honroso record de haber dilapidado más o menos el equivalente a tres planes Marshall en apenas 14 años.
Pero esa imagen, excepto para gobiernos “amigos” de la revolución y esa izquierda alcahueta que apoya cuanta vagabundería se cometa en nombre de la lucha antiimperialista, no es reciente y nunca los desmanes y desafueros revolucionarios chavistas han pasado desapercibidos para expertos, estudiosos y observadores atentos a la realidad gubernamental a nivel planetario. Diversas instituciones han ideado índices para medir múltiples factores sociales, políticos, económicos, ambientales, de felicidad, etc.
Recientemente salió a la luz pública el índice de progreso social y, a diferencia de lo que la propaganda oficial intenta vendernos, Venezuela aparece allí muy mal parada. Ocupa el puesto 67 entre 132 países estudiados. Este índice mide el nivel al cual los países cubren las necesidades sociales y ambientales de sus ciudadanos. Específicamente necesidades básicas humanas: nutrición y asistencia médica básica, agua y saneamiento, vivienda y seguridad personal, área en la cual Venezuela se ubica en el puesto 85, resultado paradójico ya que el gobierno de Chávez y ahora el de Maduro se han ufanado todo este tiempo de haber realizado la mayor inversión en medicina básica, en agua y en vivienda que no así en seguridad personal. Mide además, lo que denominan Fundamentos del bienestar, que incluye acceso a conocimientos básicos, acceso a la información y las comunicaciones, salud y bienestar, sustantabilidad del ecosistema. Y, por último, las oportunidades, que mide derechos personales, libertad personal y de elección, tolerancia e inclusión y acceso a educación superior. Pues, en todos, el país está raspado.
Otro estudio anual, al cual ya hicimos referencia en un artículo anterior, es el de la calidad de la democracia y los derechos civiles y políticos que lleva a cabo la ONG Freedom House. En este Venezuela con el correr de la revolución ha ido empeorando. Aquí se califica a los países en Libres, Parcialmente libres y No libres. Algunos datos sobre Venezuela son muy interesantes. Mientras que en el ranking general, Venezuela aparece como parcialmente libre, hecho que viene sucediendo desde el 2000, en el ranking de libertad de prensa el país se ubica este año en el puesto 171 de 197 países incluidos, es decir, entre los catalogados como No libre y esto tiene su asidero en la realidad que viven los medios de comunicación: acoso, compras gubernamentales o llevadas a cabo por personas afectas al gobierno, discriminación en la colocación de la publicidad oficial, limitaciones para el acceso a divisas y muchos etcéteras más.
            Un tercer índice internacional que nos permite hacernos una idea de cómo somos evaluados en el mundo es de Libertad Económica que emiten anualmente The Heritage Foundation & The wall street journal. Este mide 10 libertades económicas: 1. libertad comercial, 2. libertad de comercio internacional, 3. libertad fiscal, 4. tamaño del sector estatal, 5. libertad monetaria, 6. libertad de inversión, 7. libertad financiera, 8. derechos de propiedad, 9. corrupción y 10. libertad laboral. Simplemente al leer cada uno de los ítems evaluado podemos prever el puesto ocupado por el país. Venezuela ha ocupado los últimos lugares en el mundo y advertimos que no es un asunto del gobierno de Maduro sino de la revolución: en 2008, el puesto 148 de 157 países. En 2009, el puesto 174 de 179 países. En 2010, puesto 174 de 183 países. En 2011, puesto 175 de 179. En 2012 puesto 174 de             179 países y en el 2013, puesto 174  de 177. Imaginemos el lugar que ocuparemos este año a partir de la aplicación de la ley de precios justos
Los estudios acerca de la corrupción que realiza la organización Transparencia Internacional, tal vez sean los más conocidos y los menos objetados por chavistas y no chavistas. El índice de percepción de la corrupción clasifica a los países en términos de los niveles percibidos de corrupción y se presenta en una escala que va de 100, los países altamente limpios, hasta 0, los países altamente corruptos. Venezuela, consistentemente, durante los años de la revolución se ha mantenido con una puntuación de 19 y 20.  En el 2013 la puntuación obtenida fue de 20 puntos, ocupando el lugar 160 del ranking, lo que denota que sigue siendo percibida con altos grados de corrupción en el sector público. Venezuela es el penúltimo con mayor percepción de corrupción, solo por encima de Haití con 19 puntos en toda América. El país percibido con mayor transparencia es Uruguay con 73 puntos, seguido por Chile con 71.

En cuanto a los resultados del Barómetro Global de la Corrupción (encuesta aplicada a las personas en el país) de la misma organización Transparencia Internacional, el 65 por ciento de los venezolanos encuestados cree que la corrupción se incrementó en el país durante los últimos dos años. La institución percibida en Venezuela como más corrupta es la policía con una apreciación de 4,4 puntos de 5, siendo 5 la calificación para “extremadamente corrupta”, seguido por los empleados públicos y los partidos políticos. De cada 10 venezolanos 5 (57%) aseguran haber pagado sobornos a algún cuerpo de seguridad y el 48% en registros y notarías. El 51% señala además que paga sobornos para agilizar los trámites o porque es la única manera de obtener el servicio.

lunes, 5 de mayo de 2014

Socialismo del Siglo XXI Como Franquicia

En estos momentos es demasiado fácil detectar a un parásito wannabe. No importa si es empresario o político de profesión.

Como ejemplo tenemos a Juan Carlos Varela, candidato ganador a la presidencia de Panamá, un país que goza de un nivel de vida envidiable por muchos países de latinoamérica y que ha crecido considerablemente durante las últimas décadas. Uno de los pocos países con un horizonte económico extremadamente prometedor y que saca de la pobreza a su ciudadanía de manera paulatina pero indetenida.

Varela es empresario, y bastante acomodado, pero esto no evita que quiera aun más de lo que tiene, incluso si lo puede obtener por la fuerza. Para ello se ha lanzado a la presidencia usando la franquicia del socialismo del siglo XXI.

La los requisitos para obtener la franquicia consisten en:

Declararse de centro, pero "pero con un compromiso social muy fuerte hacia las clases populares". Es decir, ser un candidato atrápalo-todo indefinido, pero defendiendo posturas que NADIE en el mundo puede condenar. Esto le permite ganar simpatías de la gente menos informada mientras puede establecer falazmente que quien no esté con él, está contra las clases populares. O sea, ser el más izquierdista de la izquierda, o declarar que el resto de los actores políticos, incluyendo a los de izquierda, son de derecha. Como la gente normalmente no sabe qué es ser de derecha, y asumen que ser de izquierda es inherentemente bueno, el fanatismo no se hará esperar.

Proponer una reforma constitucional. Pero hacerlo siempre con términos tan ambiguos como considerar "temas como la reforma política". Esto lo hacen tanto para generar desconfianza en la democracia y el sistema político en la gente, como para tener algo qué cumplir en cuanto llegan a la presidencia, así sea simplemente forzar un proceso constituyente. Sin embargo, jamás dicen los principios técnicos o prácticos a utilizar en dichas constituciones, sino una retahila de términos ideológicos vacíos que la gente no puede evitar apoyar, como el respeto y defensa de derechos humanos, la libertad, la distribución de riqueza, la justicia social, la igualdad... etc. Esto por supuesto estará todo impreso en tal documento, como el caso venezolano, pero ellos mismos saben que son inaplicables y serán letra muerta desde el momento en que lo proponen.

Declarar que hay una emergencia en el país. Un Estado tan tranquilo y sólido como Panamá ciertamente no está exento de pobreza, crimen y corrupción. Pero obviamente no está en una emergencia como sí lo está Venezuela en este instante. La razón para crear este sentimiento de urgencia en los panameños es la misma que tenía Chávez. La zozobra y la división son las mejores aliadas de los caudillos. Hablar con términos como emergencia, batalla, guerra, comisiones, lucha, enfrentamiento, enemigos, aliados, y mucho del vocabulario bélico de la izquierda, crea en la gente una sensación de que hay peligro inminente y hay que actuar, el vecino puede ser mi enemigo y quien no esté con el caudillo, está contra el pueblo y hay que atacarlo. Esto comienza a crear la polarización necesaria para la guerra real que piensan desatar.

Declarar la libre empresa como causante de la pobreza o que a través de la lucha contra el capitalismo habrá más riqueza. Varela propuso como primera medida un control de precios, cosa que sería bueno que él mostrara cómo funciona bajando los precios por debajo del margen de ganancias de los productos de sus propias empresas. Pero no lo hará, por supuesto. Ya sabemos lo que este control de precios hará en los demás empresarios y en la capacidad productiva del país. Creará una situación de emergencia ya no imaginaria sino tangible, la cual le dará excusas para aumentar su poder con medidas habilitantes. Se comprometerá a la lucha contra el mercado negro y contra la especulación y prometerá medidas "contundentes"... Y ya sabemos cómo termina todo.

Por último, y como elemento internacional, legitimar a los creadores de la franquicia. Chávez (a través de la mención de Maduro o el gobierno Venezolano) y Fidel (a través de la mención de Cuba) no deben faltar en los discursos. Esto asegurará fondos y logística para lograr desmontar la democracia a través de la democracia.

Ya estos requisitos para obtener la franquicia del Socialismo del Siglo XXI, fueron cumplidos a cabalidad por Varela en sus discursos para su candidatura en Panamá. A mi parecer, la gente que quiera obtener el poder bajo estos argumentos y condiciones debería ir presa por atentar contra el Estado. La libertad de expresión y pensamiento son una cosa, la manipulación de los preceptos democráticos con fines innobles es otra.