lunes, 5 de mayo de 2014

Socialismo del Siglo XXI Como Franquicia

En estos momentos es demasiado fácil detectar a un parásito wannabe. No importa si es empresario o político de profesión.

Como ejemplo tenemos a Juan Carlos Varela, candidato ganador a la presidencia de Panamá, un país que goza de un nivel de vida envidiable por muchos países de latinoamérica y que ha crecido considerablemente durante las últimas décadas. Uno de los pocos países con un horizonte económico extremadamente prometedor y que saca de la pobreza a su ciudadanía de manera paulatina pero indetenida.

Varela es empresario, y bastante acomodado, pero esto no evita que quiera aun más de lo que tiene, incluso si lo puede obtener por la fuerza. Para ello se ha lanzado a la presidencia usando la franquicia del socialismo del siglo XXI.

La los requisitos para obtener la franquicia consisten en:

Declararse de centro, pero "pero con un compromiso social muy fuerte hacia las clases populares". Es decir, ser un candidato atrápalo-todo indefinido, pero defendiendo posturas que NADIE en el mundo puede condenar. Esto le permite ganar simpatías de la gente menos informada mientras puede establecer falazmente que quien no esté con él, está contra las clases populares. O sea, ser el más izquierdista de la izquierda, o declarar que el resto de los actores políticos, incluyendo a los de izquierda, son de derecha. Como la gente normalmente no sabe qué es ser de derecha, y asumen que ser de izquierda es inherentemente bueno, el fanatismo no se hará esperar.

Proponer una reforma constitucional. Pero hacerlo siempre con términos tan ambiguos como considerar "temas como la reforma política". Esto lo hacen tanto para generar desconfianza en la democracia y el sistema político en la gente, como para tener algo qué cumplir en cuanto llegan a la presidencia, así sea simplemente forzar un proceso constituyente. Sin embargo, jamás dicen los principios técnicos o prácticos a utilizar en dichas constituciones, sino una retahila de términos ideológicos vacíos que la gente no puede evitar apoyar, como el respeto y defensa de derechos humanos, la libertad, la distribución de riqueza, la justicia social, la igualdad... etc. Esto por supuesto estará todo impreso en tal documento, como el caso venezolano, pero ellos mismos saben que son inaplicables y serán letra muerta desde el momento en que lo proponen.

Declarar que hay una emergencia en el país. Un Estado tan tranquilo y sólido como Panamá ciertamente no está exento de pobreza, crimen y corrupción. Pero obviamente no está en una emergencia como sí lo está Venezuela en este instante. La razón para crear este sentimiento de urgencia en los panameños es la misma que tenía Chávez. La zozobra y la división son las mejores aliadas de los caudillos. Hablar con términos como emergencia, batalla, guerra, comisiones, lucha, enfrentamiento, enemigos, aliados, y mucho del vocabulario bélico de la izquierda, crea en la gente una sensación de que hay peligro inminente y hay que actuar, el vecino puede ser mi enemigo y quien no esté con el caudillo, está contra el pueblo y hay que atacarlo. Esto comienza a crear la polarización necesaria para la guerra real que piensan desatar.

Declarar la libre empresa como causante de la pobreza o que a través de la lucha contra el capitalismo habrá más riqueza. Varela propuso como primera medida un control de precios, cosa que sería bueno que él mostrara cómo funciona bajando los precios por debajo del margen de ganancias de los productos de sus propias empresas. Pero no lo hará, por supuesto. Ya sabemos lo que este control de precios hará en los demás empresarios y en la capacidad productiva del país. Creará una situación de emergencia ya no imaginaria sino tangible, la cual le dará excusas para aumentar su poder con medidas habilitantes. Se comprometerá a la lucha contra el mercado negro y contra la especulación y prometerá medidas "contundentes"... Y ya sabemos cómo termina todo.

Por último, y como elemento internacional, legitimar a los creadores de la franquicia. Chávez (a través de la mención de Maduro o el gobierno Venezolano) y Fidel (a través de la mención de Cuba) no deben faltar en los discursos. Esto asegurará fondos y logística para lograr desmontar la democracia a través de la democracia.

Ya estos requisitos para obtener la franquicia del Socialismo del Siglo XXI, fueron cumplidos a cabalidad por Varela en sus discursos para su candidatura en Panamá. A mi parecer, la gente que quiera obtener el poder bajo estos argumentos y condiciones debería ir presa por atentar contra el Estado. La libertad de expresión y pensamiento son una cosa, la manipulación de los preceptos democráticos con fines innobles es otra.

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